Angel de la guarda leal amigo
Querido Ángel a mi lado,
mi buen y leal amigo,
has estado conmigo desde el momento en que nací.
Eres mi guardián personal,
dado por Dios como mi guía y protector,
y permanecerás conmigo hasta que muera.
El que te creó a ti ya mí me
dio a ti como tu cargo particular.
Tú asististe con gran alegría a mi bautismo,
cuando entré a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo,
y fui hecho miembro de la familia de Dios
y heredero del cielo.
Tú viste los peligros que acechaban mi camino,
y, si pequé,
fue a pesar tuyo.
Me envidiaste cuando Cristo vino a mí en la Sagrada Comunión.
Aunque probablemente estuviste allí
entre los ángeles que lo adoraron
la noche en que nació,
no habéis podido recibirlo como yo.
¡Oh, ayúdame a apreciar estos dones!
¡Ayúdame a darme cuenta, como tú lo haces,
con cada fibra de mi ser,
que servir a Cristo es ser Rey!
Ayúdame a evitar firmemente el mal
y hacer el bien y protege siempre mi alma del pecado.
Protégeme también de los males físicos
mientras realizo mi trabajo diario.
Estarás conmigo toda mi vida,
y en la hora de mi muerte.
¡Ayúdame a enfrentar la muerte con valentía, con paciencia,
con gran amor de Dios,
sabiendo que solo a través de
la muerte puedo llegar a Él en el cielo!
Entonces, ven conmigo a mi Juez,
y cuando llegue la hora de mi salvación,
llévame a mi Padre, Dios.
Amén