Oh glorioso San Miguel, patrono y protector de la Iglesia de Jesucristo, acude en ayuda, vengo ante ti para pedirte proteccion espiritual contra las potencias del infierno, protege con especial cuidado y haz que llegue pronto la hora del triunfo para nosotros.
Oh glorioso Arcángel, San Miguel, protégenos durante toda la vida, defiéndenos de los ataques de los demonios, ayúdanos especialmente en la hora de la muerte; concédenos un juicio favorable y la felicidad de ver a Dios cara a cara a través de los siglos sin fin. Amén.